Enseñanzas de Ken Robinson, el mejor educador del mundo
Quito, 10 de abril de 2023
Sir Ken Robinson fue un educador, escritor y conferencista británico reconocido por sus aportes al cambio educativo. Obtuvo un doctorado por la Universidad de Londres donde investigó la creatividad, la calidad de la enseñanza, la innovación y los recursos humanos. Por eso está considerado el speaker más visto en la historia y uno de los cincuenta pensadores más destacados del mundo, con más 300 millones de seguidores en las redes sociales.
Volver a la naturaleza
Conocido por sus trabajos académicos en Estados Unidos, Finlandia y la Unión Europea, Ken Robinson abordó en Guayaquil el tema de la innovación en el sector educativo. Sus dos obras –“Las escuelas creativas” y “El elemento”- son verdaderos íconos que reflejan su pensamiento considerado revolucionario, para quien “la imaginación es la fuente de todo logro humano”.
Su mensaje –lleno de carisma y humanidad- es muy sencillo: la alternativa frente a sistemas educativos rígidos, burocráticos y demasiado formales, es volver a la naturaleza de los niños y sus talentos. Recordemos –dice- que los niños tienen capacidades de aprendizaje; sin embargo, los gobiernos tienden a devaluar esos talentos mediante la estandarización de todo el sistema, al controlar todo, penalizarlo y normalizarlo. El resultado es obvio: la indiferencia y el conformismo. Y así no cambia la educación.
Robinson insiste en “crear ecosistemas creativos que apunten a la innovación”. La educación es una forma de aprender, como cambia el mundo. Lamentablemente, la escuela sigue igual, muy estructurada, nada flexible.
La escuela y el futuro
¿Saben cuánto tiempo pasan los chicos y chicas frente al televisor, las computadoras y celulares? ¿Qué escuela está preparando para futuro?
“La idea de organizar un sistema educativo probablemente es una mala apuesta”, dice el científico. Y añade: “Tenemos que ser más creativos, más innovadores. Pensar en el ecosistema. Es duro decir, pero hemos creado escuelas antagonistas al aprendizaje. La estructura ha matado a la misión de educar”.
Ken Robinson afirma con toda razón que la escuela actual se parece a una fábrica del XX. Este tipo de educación cumple ciclos, prioriza los resultados y prepara “productos” donde el estudiante es receptor pasivo de información, y en consecuencia el control ha matado al aprendizaje. Estudios recientes confirman la reflexión de Robinson. La información –que no es sinónimo de conocimiento-, y la actividad cerebral en este caso es comparable a “ver” la televisión.
La escuela del futuro tiene que reinventarse. Esta reformulación debe articularse con la economía (la producción de conocimientos); con la cultura (el respeto a la diversidad); con la sociedad (la ciudadanía y el ambiente); y con cada persona en particular (su proyecto de vida).
La nueva escuela debe partir de otros parámetros: porque la inteligencia artificial está cerca, la robótica, la Internet de las cosas, y las nuevas profesiones en ciernes: los vigilantes on line, los conductores de drones, los brokers personales y otras.
La inflexión: el 'elemento'
Según Robinson el “elemento” de inflexión –aplicación de estas ideas- es responder con creatividad e innovación a lo que queremos hacer. La educación –la verdadera educación- nace de cada ser y sus talentos pueden y deben convertirse en habilidades. Por eso es urgente recuperar el “elemento” más sensible de la educación: el arte, la música, la filosofía, la danza, el teatro, el dibujo, la oratoria y el juego, por supuesto.
El nuevo “elemento” consiste en abrir espacios para la innovación. Y que los niños recobren la pasión por aprender, porque “si normatizamos la educación matamos el cambio”. Para ello, Robinson plantea el perfeccionamiento continuo de los profesores y la autoevaluación permanente. Una idea potente del expositor fue: “la nueva estrategia de todos los sistemas educativos es reformular una alfabetización universal, mediante la creatividad y la innovación”.