Quito, 17 de abril 2017
Rosalía Arteaga Serrano
Insistir sobre excelencia
Convencidos como estamos sobre la necesidad de mantener el énfasis en la educación como base para el desarrollo de los pueblos, y en que sabemos que la educación toca todas las facetas de la vida de los seres humanos, tanto en lo formal como en lo informal, sabemos también que si no apuntamos a la excelencia, nos quedaremos en la mitad del camino, conformándonos con la mediocridad, y por lo tanto sin la solución a los problemas que la sociedad atraviesa.
En este sentido viene trabajando desde hace nueve años la Fundación para la Integración y Desarrollo de América Latina, FIDAL, considerando que la base de la educación viene dada por la calidad de maestros que tenemos y por su desempeño en sus tareas docentes.
Sin buenos maestros no concebimos una real calidad en la educación, pero para ello son necesarios, además de conocimientos, de mística, también unas ganas de hacer las cosas, una real motivación, que pasa por aulas e instalaciones adecuadas, salarios dignos, autoestima, así como también formación permanente y actualizada, utilización de tecnologías, amor por lo que se hace.
Por ello Fidal premia a los mejores maestros tanto de Ecuador como de América Latina, en una ceremonia solemne, llena de color, de música, de alegría, a esos maestros que han respondido al llamado de la participación y de animarse a demostrar lo que hacen en el aula, la forma en la que trabajan y los resultados que alcanzan con sus alumnos.
El Concurso de Excelencia Educativa, en su novena edición en el país y en la cuarta a nivel latinoamericano, es un esfuerzo enorme de un grupo de gente dedicada a estimular las mejores prácticas educativas, por ello sus resultados han rebasado ya las fronteras nacionales y son una demostración de que hay que insistir en premiar a quienes llegan al nivel de la Excelencia y siguen trabajando por sostenerla.