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Quito, 15 de mayo 2017

Rosalía Arteaga Serrano

UNA OPORTUNIDAD

Tuve, hace unos días, la suerte de participar en unas jornadas organizadas por la Academia de Ciencias de Nueva York, en las que los jóvenes estudiantes de colegio, de varios lugares del mundo, demostraron sus capacidades conseguidas gracias a sus mentores, a quienes conocían solo por internet, y también entre los alumnos había existido, en algunos casos por meses, ese contacto virtual, a través del cual elaboraron sus proyectos.

 

Jovencitos, chicos y chicas de 12, 14, 15, 17 años, interactuaban con científicos de talla mundial, incluídos algunos premios Nobel, conociendo de la importancia de la ciencia, pero también de la necesidad de interactuar.

 

La experiencia llegó a su punto máximo, al menos para mí, cuando un joven de no más de 17 años, de la India, conocedor de mi nacionalidad ecuatoriana, se me acercó a hablarme sobre terremotos, su especialidad y su pasión.

 

Me dijo que cuando era joven (¡14 años!) hizo su primera predicción de un terremoto, basado en análisis y cálculos matemáticos y en otras ciencias y demostró su interés por nuestro país, por su alta vulnerabilidad.

 

La seriedad con la que se condujo, su aire profesional, me impresionaron muchísimo, sobre todo porque sabemos que nuestros jóvenes ecuatorianos son igualmente talentosos y entusiastas, a ellos solamente y muchas veces, les falta una oportunidad.

 

Y esas oportunidades tenemos que crearlas nosotros.

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